Esta es una canción
muy popular en países de América del centro y América del sur, en los cuales
existe un “rito de iniciación” para conmemorar el paso a la edad adulta en el que la niña, inocente y
pura, pasa a ser mujer. De este modo se marcan los quince años como la edad en
la cual dejas de ser niña a la vista de los demás, para pasar a ser considerada
una mujer con los deberes y derechos que ello implica.
Como cita la
canción, quince primaveras que cumple una hermosa y delicada flor. Pero lo que
no se concreta es si empieza una nueva vida de felicidad, con la consideración
y el reconocimiento de ser mujer adulta o por el contrario deja a un lado la
inocencia e incluso la virginidad, para pasar a ser alguien fértil y con
capacidades para casarse o quedarse embarazada: “Una niña crece sabiendo lo que se espera de ella: que se case con un
hombre, al que proporcionará cuidado, atención y apoyo emocional, y que traiga
al mundo niños que también dependerán de ella. […] Ella, como su hermano,
dependen , en primer lugar de su madre y después de otras mujeres ala hora de
lograr un crecimiento físico y emocional. Pero a medida que va haciéndose
adulta, su vida experimentará un cambio dramático: debe prepararse para las
exigencias del matrimonio. El estereotipado rol sexual impuesto a las mujeres
obliga a que las niñas aprendan a modificar o desviar sus impulsos hacia la
independencia y el dominio de sí”. (E. L Eichenbaum y S. Orbach; 1990; ¿Qué
quieren las mujeres?; Ed. Revolución; Madrid; pág. 27).
En cualquier caso
es una costumbre muy arraigada en algunos de estos países, cuyo simbolismo no
queda muy claro, pero que seguramente tiene un significado más allá de lo que
aparentemente se quiere hacer creer a las personas y especialmente a las niñas
adolescentes.
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